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Un Gran Monte

DIOS NO NOS EXIGE TANTO

DIOS NO NOS EXIGE TANTO

SÁBADO, 30 DE SEPTIEMBRE DE 2023

DIOS NO NOS EXIGE TANTO.

 DIOS NO NOS EXIGE TANTO

QUIROGA A 30 DE septiembre de 2023.

 


 

Estimados amigos y enemigos, yo, no os guardo rencor por todo lo que he venido y vengo soportando. Porque si me suceden problemas, atentados contra mi salud y vida, y toda clase de males y dolencias, es porque sin duda alguna me lo merezco. Sea por lo que sea, me lo merezco. Ya sea, por mi comportamiento, mis deseos, sentimientos, pensamientos y emociones, incontroladas y retardadas a la hora de examinar mis defectos y pocas virtudes. Es por todo esto que, a pesar que en principio me lleno de rencor y venganza, y corre la sangre de mis motivos, al igual que, corre por mis venas. Y, también de odio por mi corazón, hacia mis supuestos amigos o enemigos, luego, cuando enfrío y recapacito, con el uso de mi libre albedrio, y con el uso de mi libre autoconocimiento de racionalidad imparcial, me doy cuenta de que todo, todo, lo que nos sucede y acontece, en esta vida, por muchos enemigos y acaeceres, que nos surjan en nuestro torpe caminar por estos senderos turbulentos, los máximos, responsables y sembradores, de nuestro destino, somos nosotros mismos. Y, por esto mismo, tan claro como el cielo azul y la noche estrellada, que, la culpa de cada mal paso, de cada error, de cada atentado contra no solo nuestra salud y vida, sino también contra nuestra voluntad, depende de lo que vamos sembrando al caminar, sin mirar al suelo, y, de andar por tantos caminos y senderos, sentimentales, y emocionales, por donde sensiblemente buceamos, entre conciencia e inconsciencia, buscando bocanadas de aire, en la superficie de nuestra piel, mientras nos ahogamos en nuestros más profundos conscientes o inconscientes, deseos. Deseos y pasiones, donde nadamos a veces, alegres. A veces doloridos. Y, las más de las veces nos dejamos arrastrar por las corrientes más favorables o desfavorables de cada momento, de cada instante, de cada pasión, de cada emoción, de cada sentimiento, de cada pensamiento. Y, muchas veces elegimos mal, otras, elegimos regular, y, otras elegimos supuestamente normal o bien. Pero tan claro, como el cielo azul y la noche estrellada, que, quien elige antes, durante y después, somos nosotros mismos. Nadie tiene la culpa o la responsabilidad, de todo o de nada, de lo que nos ocurra. Y, mucho menos el culpable es Dios, que nos ha dotado del libre albedrío. Nos ha dado el poder de escoger y decidir, nuestra manera de ser y nuestra manera de comportarnos. Nos ha dotado del poder de decidir, nuestro propio destino. Pero esto conlleva unas responsabilidades, que, tenemos que enfrentar con nuestra propia naturaleza, con nuestras variables personalidades dependientes de las circunstancias, que tenemos que afrontar y vivir. Que, la verdad suelen ser brutales y duras, pero para que Dios nos ayude, tan solo nos ha puesto una condición, que creamos en Él y cumplamos con sus consejos, como son los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Y, os aseguro que, tan claro como el cielo azul y la noche estrellada, que, si al menos lo intentamos un poco cada día, aunque no lo consigamos, Dios responde y nos ayuda sin más condiciones, sin más imposiciones, ni obligaciones. Pero ni de esto, somos capaces, porque somos tan débiles, que nos rendimos ante nuestras propias incapacidades. Aun así, Dios lo comprende y siempre termina por ablandarse su corazón, para socorrernos aunque no lo merezcamos. Porque en vez de estarle agradecidos, levantamos arrogantemente y orgullosamente, nuestros débiles espíritus y nos creemos que somos fuertes, a pesar de todos nuestros conscientes o inconscientes, errores, orgullos, vanidades, y arrogancias.

Maestro Andar

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