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Un Gran Monte

EL SINIESTRO AULLIDO DEL VIENTO DEL NORTE

EL SINIESTRO AULLIDO DEL VIENTO DEL NORTE

A 05 de abril de 2020

 

Hola hijos míos (Descendientes de Adán y Eva), espero que resistáis los embates de las plagas y demás asolamientos, desastres, ruinas y calamidades, que seguirán a esta Pandemia del coronavirus. Y resistirlas con humildad, con respecto y devoción, hacia Dios. Resistid con la poca fe que nos queda. Pero jamás os unáis a los seres humanos que aquí en España salen a sus balcones a festejar, a cantar y bailar, para de esta manera batallar orgullosamente y soberbiamente, contra el coronavirus. Porque en realidad no están batallando como os tengo dicho contra un virus, sino manifestando su orgullosamente arrogancia, contra mí y contra Dios. Vosotros alzad vuestras humildes miradas hacia el cielo suplicando el perdón de nuestros pecados, y procurad sentir que en vuestras obedientes oraciones, vuestros corazones se rinden sumisos hacia nuestro Creador. Que nuestro buen Dios vea cual es el verdadero fruto que sale de vuestras almas, para que así nos guarde y proteja de todos los males que van a desencadenarse en estos próximos años de confusión y falta de fe, donde los descendientes de Caín y de los ángeles caídos, se mostrarán arrogantemente rebeldes hacia Dios, hacia mí su profeta y hacia vosotros los escogidos para mí y para levantar el reino de Dios en la Tierra.

 

Sopla  un fuerte viento del norte, que hace días mueve furiosamente las ramas de los árboles y aúlla como mil espíritus agonizantes en mi ventanal, que siempre dejo un poco abierto, para que el aire oxigene mi ambiente y dormir y descansar, lo más tranquilo posible. Más que ruido era el bramido del viento del norte, que hace que, parezcan salidos del inframundo más profundo de nuestras almas corruptas, y que a mí no me da miedo. Más sé que me está anunciando tiempos difíciles. Tiempos que comparados con la Pandemia, van a ser terroríficos, y en los cuales tendremos que permanecer unidos y apoyados en nuestra poca fe, para que Dios no nos abandone a nuestra poca suerte, en medio de las salvajes emociones que se desatarán en los demás seres humanos, donde manifestarán más que nunca su rebeldía contra Dios. Y en vez de arrepentirse de su corrupción y arrepentirse de sus pecados, se mostrarán orgullosos de su maldad y maldecirán a Dios y a nosotros también. Y serán tiempos muy difíciles para los seguidores de Dios y hacia todos los que en ÉL confían y tienen puesta su verdadera fe. Pero estos tiempos que nos aguardan todavía serán más difíciles para todos aquellos espíritus endemoniados que están en posesión de la mayoría de los seres humanos. Que en su soberbia retarán a Dios creyéndose superior a ÉL, por eso perecerán. Y los que no perezcan, quedarán rendidos, vencidos, derrotados y tendidos en el suelo, para su vergüenza y sumisión hacia el profeta de Dios (Jesucristo). Y, también del Príncipe Mesías que habrá de venir de Oriente, para gobernar a todos los musulmanes y a todos los judíos que se sometan a la verdadera fe de Dios, y se muestren arrepentidos de sus altivos pecados. Será entonces que os levantaré el reino de Dios sobre toda la Tierra, y que está anunciado en las Sagradas Escrituras de cristianos, judíos y musulmanes. Os levantaré con ayuda de nuestro Creador, el Paraíso, donde todos viviremos en paz y en verdadera Justicia, para que no existan ya más pobres en este mundo, sino que todos viviremos como ricos y nunca más padecerán los seres humanos hambre, ni sed, ni frio ni calor intensos o desmedidos, ni les faltara casa, abrigo y hogar, y en donde tendrán todas las necesidades materiales y espirituales, cubiertas por la gloria de nuestro Creador. Porque Dios nos cubrirá con su protección de todos los elementos que rompen la paz de nuestras pacificas almas. Y los arrepentidos descendientes de Caín y de los ángeles caídos, vivirán para servir tal como está Escrito, a los verdaderos descendientes de Adán y Eva, que por su fe han permanecido fieles a Dios y a sus Escrituras.

 

Hoy el día amaneció nublado y con una ligera lluvia, más la temperatura es muy suave y templada. Y hace un agradable fresco de aire limpio y lavado. Y este amable ambiente primaveral se ve proyectado en la alegría de numerosos pajarillos que cantan y sus sinfonías y conciertos tan naturales entran por mi ventanal abierto, desde donde escucho sus alegres coros armoniosos y regocijados, hasta que algunos traviesos cuervos desafinan con sus compases quejosos, que al dejar de oírse, mi atención se centra en las notas tan particulares de un escurridizo cuco, y donde como para dirigir esta sinfónica banda natural, escucho al estornino y al pájaro carpintero, que sobresalen de los melodiosos pajarillos más pequeños, como chochines, como verderoles, jilgueros, verdecillos, etc., y hasta de los discutidores gorriones, que tanto me gusta oírles. Y esta maravillosa orquesta natural, aleja de mí, la tristeza de mi alma herida, por tanta persecución espiritual y física, de que he sido objeto durante muchos años y que me han agotado, hasta extremos exagerados de mi naturaleza física y espiritual. Pero a pesar y de caer profundamente en depresiones en donde me hundía en profundos pozos del alma abatida, siempre mi buen Dios, acudía en el último instante de mi vida desesperada y me tendía su mano, y me levantaba de mis ruinas una y otra vez. Y así aprendí y comprendí, a pesar de mi poca fe, que cuando más lo necesitaba, mi Creador, me rescataba de entre mis enemigos y de entre todos mis males y pecados. Y me ponía de pie, no para sentirme orgulloso, sino, para que mi humilde conciencia supiese a ciencia cierta, que ÉL siempre estaba conmigo y para que no desfalleciese en mi fe, y ante mis temores y tormentos acosadores, de mis enemigos. Era mi poca fe, la que me apartaba de mi Santo Creador, y era la Voluntad de Dios que ÉL, siempre estaría conmigo y me salvaría de todos mis males y que, aunque toda la humanidad desease mi muerte y mi caída, ÉL nunca se apartaría de mi cuando más lo necesitaba, para proteger mi vida, y para insuflar en mi pobre espíritu un poco de su fe, para darme ánimos para proseguir mi camino por esta corrupta civilización, que también había corrompido mi alma. Pero aun así Dios que no me abandonaba me perdonaba todos mis defectos y pecados, y me sostenía con su bondadosa mano, para levantarme de los infiernos de este mundo, en los cuales mi espíritu se sumergía. Y ÉL era quien me decía, quien en realidad yo era, y que era su elegido para levantar su reino en este mundo. Y yo tardé muchos años en comprenderlo y muchos más años en aceptarlo. Pero a fuerza de amor, de ayudas, bondad y de bendiciones de mi Creador, tuve que aceptarlo y reconocer que lo que Dios me decía era la Verdad, porque Dios NO es un mentiroso. Sino que las mentiras y demás pecados, surgen de nuestras almas derrotadas y acobardadas, de tanto mal y corrupción que nos rodea por todas partes. Y que si te RESISTES a este mal que impera y reina en este mundo, serás perseguido y acosado, hasta la muerte. Y si yo no he estado ya muerto en tantas ocasiones, es porque Dios me protegía y me salvaba, y en el último momento de lo que ya parecía ser mi fin, me rescataba con sus múltiples milagros, que tuvo que hacer para que aun tenga aliento de vida y ganas de seguir adelante. Porque llegué a comprender que Dios no solo estaba fuera de mí ser, sino también dentro de mi alma herida y quebrada, de tanto huir y padecer. Y es por esto que mi fe, fue reforzándose y haciéndome comprender que ya nunca estaría solo, y que ÉL siempre estaría conmigo y en mí espíritu abatido, por tantas batallas perdidas contra mis enemigos terrenales. Y en mis abatidas batallas perdidas, quise huir y refugiarme en China para escapar de todos los diversos atentados, acoso y amenazas, que en el mundo occidental corrupto se sucedían contra mi persona. Más los ángeles caídos no me permitieron llegar a China, me detuvieron en Georgia y más concretamente en su Capital. Y allí decidieron darme la ultima estocada para acabar con mi vida y Dios tuvo que realizar numerosos milagros para salvar mi vida en aquellos eternos 30 días en que NO pude salir de este maldito desde entonces, país. Donde llegaron incluso a ofrecer a sus habitantes una recompensa a quien acabase con mi vida. Más a pesar de esto Dios con sus numerosos milagros, lo impidió, de tal manera que, cerca, de mis últimos días de permanencia en este país, y al ver que milagrosamente permanecía con vida, hasta un policía se ofreció voluntariamente para cobrar la recompensa. Y una noche oscura salió de su comisaria vestido con ropa de camuflaje militar, y con un fusil de asalto, y se perdió en la noche, más tarde supe que se escondió en los jardines que rodeaban la comisaria, y espero el momento en que yo sentado en el asiento del conductor y que en el que me pasaba todas las noches en guardia para prevenir cualquier ataque. Porque de día, al principio y después de varios acosos y asaltos, hacia mi auto caravana, la policía me brindaba cierto apoyo, echando continuamente a los coches que desesperadamente se metían por delante y por detrás, sin temor ni recato alguno, de manera descarada aparcaban por delante y por detrás, de mi auto aparcado, en sitios despejados y claros, y la policía me protegía para que de día no hubiese testigos, ni nadie que pudiese sacar fotos o videos, de un cruel asesinato en pleno día y en plena calle, ante testigos, de los atentados que los descarados ciudadanos de este país, venían a cometer contra mí, con toda clase de trampas maliciosas, hasta de hacerse como que eran amistosos, para convencerme de que tenía que ir con ellos a sus casas para asearme y atenderme como era debido, etc. Hasta en una gasolinera me ofrecieron ayuda y me decían que fuese a sus oficinas para hablar por teléfono, con España para pedir socorro. Pero yo sabía que si abandonaba la auto caravana, jamás me dejarían volver a ella. Y al ver que no quería ir a sus oficinas, me trajeron un teléfono móvil, con el cual me era imposible hablar con nadie de España. Pero lo más sorprendente de este móvil, era que debía desprender un gas que no olía, pero que enseguida empecé a sentirme mareado, porque, por lo cual, les di su artefacto y me fui rápidamente de allí. Porque Dios, siempre me avisaba y prevenía de que no me fiara de nadie y que no accediese a ninguna clase de invitación de alejarme ni de día ni de noche, de mi auto y más tarde del aparcamiento de la comisaria, donde aparqué. Que por cierto cerraban sus puertas y apagaban todas sus luces y me quedaba solo en las noches, donde me acosaban y tenía que encender la auto caravana y arrancarla hacia adelante a y hacia atrás violentamente, para que incluso no forzaran mis puertas ni se metieran debajo de la misma, con algún supuesto explosivo, o crearme cualquier tipo de avería para inmovilizarme, etc. Hasta una noche enviaron a un cerrajero, para abrirme las puestas, pero no se lo permití, etc.

 

Pues como antes os decía y viendo que ni de día ni de noche podían acabar conmigo, un policía en de la comisaria se prestó voluntariamente para cobrar la recompensa, y yo lo vi aquella noche, salir de la comisaria vestido con su traje de camuflaje y con su fusil de asalto, junto con un compañero que iba de paisano. Más no sospeché nada y pensé que iría de maniobras militares o policiales. Pero cuando pasaron unas horas de la noche en que todo estaba tranquilo. Demasiada tranquila parecía ser aquella noche y me extrañaba eso. Y entonces cuando sentado y alerta en el asiento del conductor me encontraba. Sentí una opresión en mi pecho a la altura de mi corazón y comprendí inmediatamente que me estaban apuntando con un arma en mi pecho y en ese último instante en que hubiese apretado el gatillo de aquella arma, Dios me dio la alarma y que me arrojase al suelo de mi auto caravana y me arrastrase por el suelo de la misma, sin levantarme siquiera un instante para nada. Pero al ver mi agresor que no aparecía a la vista, rodeando la auto caravana intentaba localizarme en el interior de la misma para abatirme. Y Dios me dictaba una y otra vez que me moviese arrastrándome por el suelo de adelante o hacia atrás, de aquel pasillo, y cuando tenía que detenerme, y cuando tenía que situarme al mismo tiempo, en el centro del mismo y si a la izquierda, o a la derecha, etc. Y así me tuvo hasta el amanecer, hasta que el tirador se retiro para que nadie lo viese o pillase en pleno resplandor del día, donde los coches ya habían empezado a circular en abundancia, mientras se hacía de día. Y supe que todo aquello había realmente sucedido, porque ya por la mañana, cuando los relevos de los policías se llevaban a cabo, en una barandilla que se encontraba a un nivel por encima del nivel del suelo en donde estaba aparcado. Y en pleno día ya, unos cuantos policías estaban haciendo un pequeño corro y hablando entre ellos. Y estaban como a unos veinte metros de la auto caraña y me quedaban hacia la izquierda de mi asiento del conductor en donde yo todavía permanecía y con unas gafas de sol, para hacer descansar de la luminosidad mis cansados ojos de tantas guardias en las noches. Y yo tenía la cabeza de frente, no mirando hacia el grupo de policías que estaban hablando animadamente entre ellos, pero con el rabillo del ojo sin mover la cabeza podía verlos a mi izquierda. Fue entonces cuando vi al policía que había salido aquella noche con el fusil, como estaba hablando, relatando y dando explicaciones, de algo, y hacer con los dos brazos un gesto como si sostuviese un arma larga en sus manos, y con el gesto de estar apuntando hacia algo. Y en ese mismo instante hizo el gesto con las manos y los brazos, de cómo balancear uno de sus brazos de caer hacia el suelo y desaparecer algo de su vista. Entonces fue cuando comprendí que lo que me había sucedido aquella noche, no había sido fruto ni de mi imaginación, ni de ninguna paranoia. ¡Había sido cierto y había sucedido! ¡Y lo más importante era que Dios había estado conmigo! ¡Y que me había estado dirigiendo aquellas interminables horas, a moverme siempre fuera del alcance del punto de mira de mi atacante!  Pero este no había sido el único milagro que Dios había realizado para mantenerme con vida en aquellos 28 de los 30 días en que tardaron para sacarme de aquel país, en el cual, era raro el día que no intentaban algo para acabar con mi vida. Pero no obstante como si de un juego fuese y se tratase y hubiese fuertes apuestas de que si un determinado día o noche, iba a seguir vivo o perecería. Me daban algunos días intercalados de calma, de paz, que yo interpretaba, como que no querían jugar con ventaja, para que yo tomara aliento y descansara.  Esto lo notaba sicológicamente, y notaba como bajaba y desparecía, esa presión física y sicológica. Y Dios también me decía en esos momentos que aprovechara para descansar a pleno día y a plena luz de Sol, cuando las calles estaban a rebosar de gentes que iban y venían. Porque al principio no les importaba hacerlo y acosarme e intentar venir a por mí en pleno día y con las calles repletas de gentes. Pero luego las autoridades de este país, debieron reflexionar porque ya, yo me había puesto en contacto con España y con el ministerio de asuntos exteriores, y que me dijeron por teléfono, que muy pronto me sacarían de allí en avión. ¡Pero era una falsedad y una mentira más, de unos políticos mandados por falsos, e idolatras religiosos, por las feministas fanáticas y radicales, y por homosexuales, y toda clase de drogadictos, además de poderosos y oscuros poderes, que pretendían que no saliese vivo de allí! Pero cuando, en una de las veces me puse en contacto con mis hijos en España, les reñí y les dije que de ¡hablar de mi situación con la guardia civil, no significaba nada! sino que tenían que presentar una denuncia formal, en la cual constara mi situación actual y el abandono de mi persona por parte las autoridades españolas y las supuestas autoridades de Georgia. E insistí en más de una ocasión en esto de poner denuncias formales y legales, en la guardia civil, para que constara lo que me estaban haciendo, los poderosos de España y Georgia, que actuaban de forma maliciosa para que no existiesen pruebas físicas, de lo que allí pretendían. Mientras tanto pasaba el tiempo. Y desde entonces ordenaron que no querían testigos a plena luz del día, por algún escándalo que se pudiese cometer en pleno aparcamiento de la policía judicial, y etc. Y ya no os cuento más de los 27 días restantes y de las penurias que pase cada día, para mantenerme y para que Dios me mantuviera con vida, porque haría falta un libro completo para hacerlo.

 

Tan solo que cuando llegue de vuelta a España, con mis nervios destrozados y sumergidos en una extraviada depresión, debido precisamente a la presión física y sicológica a que había estado sometido, fue entonces cuando Dios me dijo que, la única fe verdadera que quedaba en pie en el Planeta, era la que tenían los musulmanes, y me aconsejo volverme musulmán. Y así lo hice y los busque y encontré, y me convertí en musulmán. Pero como la presión y persecución, permanecía en mi Tierra, decidí marcharme a Marruecos, donde permanecí unos días tranquilo, hasta que las feministas radicales se enteraron en donde me encontraba, y, apoyadas por las mujeres fanáticas feministas marroquís, y algunos jóvenes, empezaron a tramar conspiraciones para acabar en Marruecos con mi vida, en donde me envenenaron, y tuve que realizar dos ayunos cortos. Primero uno de siete días, y luego otro de once días, para limpiar lo mínimo mis órganos como para seguir en pie, y gracias a que Dios que, neutralizaba los venenos y los efectos más negativos de estos. Pero aun así mis órganos vitales quedaban lastimados e inflamados. Por lo que de experiencias anteriores, yo quería realizar uno de mis grandes ayunos, para limpiar mi organismo de lo que quedaba de veneno, y de sus efectos perjudiciales en mi organismo. Mas Dios me dijo que no era el tiempo, ni el sitio apropiado para hacer un largo ayuno. Y que rápidamente me fuese para mi tierra. Y así mismo lo hice. Y entonces fue donde me preparé para hacer el ayuno más largo de mi vida, que estuve 44 días sin probar alimento alguno. Solo tomando un poco de agua. Y así con ayuda de Dios, expulse de mi organismo el veneno, y todos los efectos tóxicos que estos habían producido en mi cuerpo. Pero no habría ya podido llegar y resistir vivo hasta el ayuno, si Dios antes, no neutralizara en gran parte los efectos de los venenos que me habían estado suministrando.

 

Quiero resaltar que aquí en marruecos encontré en los más ancianos verdadera fe, y con los que me agradaba y me sentía feliz en su compañía. Y que me hacían muchas preguntas que algún hermano que sabia español me las traducía y yo les respondía. Y quedaban muy asombrados de mi sabiduría, porque ignoraban quien era yo y de donde procedía esta sabiduría. Y de esta sabiduría también quedaron asombrados todos los asistentes de una conferencia a la cual me invitaron y de la que yo no sabía de qué iba, y ni de que temas iban a hablar. Pero en el transcurso de la misma y porque un compañero que sabia español me iba traduciendo, se trataba de una conferencia de la igualdad del hombre con la mujer. O sea una conferencia feminista, para convencer a todos aquellos jóvenes (Porque no había ni una sola persona mayor y esto me extrañó mucho) de que los hombres y mujeres son iguales ante el mundo y ante Dios. Y cuando a cabo dicha conferencia y llegó el turno de las preguntas de los asistentes a dicha conferencia. Yo decidí intervenir e inspirado por Dios, le dije al compañero marroquí que tradujese lo que les iba a decir, y les dije: “¿Si Dios no creó al hombre y a la mujer iguales, quienes somos nosotros, para darles la igualdad?” ¡Entonces toda aquella sala de jóvenes musulmanes se levantó de repente rompiendo en gritos y aplausos, a la sabiduría con que Dios me había iluminado! Y todos venían a felicitarme y a darme abrazos. Sin embargo, aquello, no les sentó nada bien a los organizadores de aquella reunión o conferencia, porque no les habían salido los planes como ellos esperaban, ni que yo con la sabiduría de Dios, que desestimaron al invitarme a su conferencia, pudiera dejarlos en ridículo.

 

Pero muy pronto me di cuenta de que, en muchos de los jóvenes hombres y mujeres, marroquís, ya estaban muy occidentalizados y corrompidos por las modas sociales de occidente, y, que se habían convertido en un peligro para mi vida. Pues influidos por mis enemigos occidentales, que les prometían buenos trabajos y dinero, para instalarse en España, Portugal, Francia, etc., y en cualquier país europeo que decidiesen, para que llevasen sus planes a cabo. Pero como siempre Dios me avisó y me reprendió para que me fuese lo más pronto posible de Marruecos. Y yo que siempre estaba atento a sus consejos y mandatos obedecí inmediatamente.

Cristo Maestro Andar.

NOTA:

Por favor mandar a todo medio de comunicación, colaboradores, políticos, religiosos, hombres de fe, ONGs, etc. Porque Jesucristo ha regresado a la Tierra. Traducir a otros idiomas. Muchas gracias en nombre de Dios.

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