EL RITUAL DE LA VIDA Y DE LA MUERTE.
Lugo a 30 de junio de 2024.
Me despierto esta mañana, pero no tengo ganas de levantarme de cama y ya llevo así varios días desde que me operaron de la próstata.
Para mi esta operación abrió un tremendo abismo entre el antes y el después. Fue como la gran derrota de mi vida. Todo se volvió tan confuso y disperso, como si pasase de la vida real a vivir una muerte de ensueño. Porque yo estaba acostumbrado a resolver mis grandes rectos de salud entre la vida y la muerte, con largos y prolongados ayunos. Y, dejarme convencer por mis hijos, parientes, amigos y conocidos, de que eso que hacía era pura locura. Que tenía que poner mi vida en manos de los médicos y de la medicina moderna. Y, cansado de mis supuestas locuras sanadoras, terminé por dejarme ir, hasta que esto de la próstata ya no tenía remedio y rogué, para que me operaran. Y, todavía ahora estoy tratando de recuperarme de la operación. Y, lo que es peor todavía, tratar de recuperarme de esta gran derrota emocional, que ha dejado a un lado mi poca fe y mi voluntad de vivir. Ahora trato de recuperar las ganas y motivos para seguir viviendo y que no los encuentro en mi mente, ni en mi alma, ni, en mi corazón. Ahora no encuentros motivos sólidos como para levantarme de cama todos los días, prepararme los alimentos, asearme, etc., ni siquiera encuentro ya atractivo, ni alivio, mirar por mis ventanas, para observar la naturaleza que se mueve a través de ellas, ni me alegra la vista de las montañas. Parece que el normal y cotidiano ritual de vivir haya dado un giro extraordinario y se parezca más a un ritual de un animal herido de muerte, que deja de alimentarse y de esconderse en el bosque, lejos del olfato y las miradas de los depredadores, y, como si fuese un oculto ritual de muerte, se muestra ante sus enemigos, para poner fin a una vida que ha perdido el sentido de supervivencia. Esto, se observa fácilmente en la naturaleza, cuando los depredadores, encuentran una presa que se ha alejado de la manada y se expone fácilmente a ser atacada y devorada. Los depredadores ya conocen estos rituales, por eso vigilan a las manadas buscando síntomas de estos rituales de la muerte. Y así, escogen a sus presas, que por supuesto su instinto les dice que son las más débiles y fáciles de reducir. Y, así en la vida de los seres humanos también ocurren estos rituales de la vida y de la muerte. Que suelen pasarnos desapercibidos, porque no solemos ser depredadores conscientes de nuestros semejantes. Pero no ocurre así cuando aparece de vez en cuando un depredador humano o asesino en serie, que parece que escoge a sus presas al azar, y, sin embargo realmente no existe ese azar, sino ese sencillo y complejo al mismo tiempo, del ritual de la muerte. Sin embargo este ritual de la muerte en los seres humanos tampoco pasa desapercibido, para los depredadores de carroña de los otros animales que nos rodean. Por esto mismo, pasamos automáticamente a ser parte de su cadena alimenticia, etc. Y, Para esto, no es necesario poseer ninguna enfermedad grave, que también. Sino todo el ritual de la muerte, como significa apartarse socialmente de la manada y otros síntomas que no suelen ser normales de comportamiento físico y mental. Yo ahora me siento así mentalmente y físicamente. Y, tan solo podré salir de este ritual mortal, activando mi fe moribunda y dormida. Porque ya no hallo en mi vida motivos decentes como para seguir perteneciendo a esta sociedad corrupta y en caída libre hacia su destrucción. Tan solo revivir la fe verdadera en mi corazón sangrante, podrá hacerme despertar cada mañana con ganas de vivir y de encontrarle un verdadero sentido a la vida. Y, dejar atrás y apartar de mi vida, este ritual de la muerte.
Maestro Andar.
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