LA CORDURA, LA PAZ Y LA VERDADERA RAZÓN.
QUIROGA A 07 de julio de 2023.
Os quiero aunque me odiéis. Os amo aunque me despreciéis. Y, os odio aunque me queráis. Y os desprecio aunque me apreciéis. Ya veis que todos podemos odiar y despreciar según nuestras voluntades y actualidades. Todos somos buenos y malos. Y, parece que todo depende de nuestra actual voluntad y las circunstancias que nos toca vivir y nos rodean en nuestro medio ambiente familiar y social. ¿Y, sabiendo esto, quién son los buenos y quién son los malos, si todos somos en principio, buenos y malos?
¡Parece que ser bueno o malo, depende de nosotros mismos y de las circunstancias y experiencias que nos tocan vivir! ¿Cómo entonces podemos erigirnos en jueces de nuestros semejantes, si en tales circunstancias, nosotros también podríamos estar y ocupar su lugar, como inocentes o culpables? ¡Vaya dilema! ¡Vaya contradicción! ¡Vaya cargo de conciencia y responsabilidad! ¿Qué haríamos nosotros en tales circunstancias y situaciones? ¿Cómo culpar a los demás si nosotros sentimentalmente y emocionalmente, podríamos haber actuado de la misma forma y tener las mismas y supuestas reacciones, ante la sociedad y ante la vigente legalidad? ¿Qué es ser bueno y qué es ser malo, según las experiencias y circunstancias, que nos tocan vivir? ¿Con que poder social o judicial, pretendemos culpar a los demás según sus experiencias y circunstancias, que a nosotros no nos han tocado vivir? ¡Qué fácil es culpar y juzgar a los demás, de todo aquello, en que nosotros también dadas las mismas situaciones, y, circunstancias y condiciones, hubiésemos sido hallados culpables! ¡Y, qué fácil es juzgar a los demás, por los errores de haber creado unas leyes sociales y penales, injustas, indignas, indebidas y discriminatorias, dependiendo de la veracidad y juicio, de unos políticos y jueces, que aprueben estas leyes, según las modas moralmente y tradicionalmente, ilegítimas! ¡Obviando, soslayando, evadiendo, las verdaderas Leyes de Dios, que son el verdadero sustento de una verdadera justicia, igualdad y libertad, según nuestros comportamientos y según una decencia y justicia universal, y, “según nuestro grado de evolución”, de los cuales, pretendemos soslayar, ocultar, enterrar, sepultar y obviar, bajo unas profundas capas de tierra mortuoria, las cuales con nuestros injustas actuales leyes, que van a contracorriente, de las leyes universales, y, de la sana evolución, hacia una indeterminada e infinita felicidad!
¿Qué le pasa a estas generaciones humanas actuales, que llaman mal, al bien de la evolución universal?
¿Qué le ocurre en estos tiempos a estas generaciones actuales, que le llaman bien, al mal de la evolución universal?
¿Es qué han perdido el Norte?
Amigos, nuestras generaciones actuales, observándolas desde las profundidades de nuestro finito universo, no solo han perdido el norte, sino que también han perdido el sur universal. Han perdido el oeste y el este, universales. Y, navegando en esta nave llamada Tierra, llevan un rumbo, donde sopla un viento de fondo, hacia un mar que se precipita al vacío. ¿Quién detendrá este buque llamado Tierra? ¿Quién plegará sus velas y echará el ancla, para que no se precipite al vacío infinito? ¡Yo soy uno de los que está arriando el ancla, pero antes de que esta toque el fondo, y evite nuestra destrucción, ya está en camino el Mesías, el verdadero representante de Dios, el esperado Jesucristo, que ha saltado del buque Tierra y ha depositado, con sus ideales universales, el ancla, de la vida eterna, para fondear y sujetar, el planeta Tierra, a la cordura, a la razón, a la verdadera justicia, paz y felicidad!
Maestro Andar.
NOTA: ¡Y, no olvidéis supuestos justos e injustos, supuestos buenos y malos, que todos, absolutamente todos, somos cómplices, culpables y participes, voluntarios conscientes o inconscientes, de todo lo que está sucediendo y ocurriendo en nuestra realidad! ¡Esto os lo digo según la versión original del punto de vista de Dios! ¡Porque de manera directa o indirecta, todos somos cómplices de la realidad en que vivimos actualmente!
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