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Un Gran Monte

-LA ENFERMEDAD ESPIRITUAL MORTAL DEL HOMBRE-

martes 23 de febrero de 2010

-LA ENFERMEDAD ESPIRITUAL MORTAL DEL HOMBRE-

La enfermedad espiritual mortal del hombre.







Pontevedra a 23 de febrero de 2010.






Hola hijos.






Voy a contaros una historia. Tal vez sea cierta o no, tal vez sea un cuento, o quizás una leyenda, o acaso, no sea más que un ejemplo, etc. En fin, lo que voy a contaros, mejor decidir por vosotros mismos, lo que mejor os parezca, y, deciros a vosotros mismos, lo que pensáis de vosotros.






Erase una vez, un hombre que sufría mucho, a causa de su corazón enfermo, y tras recorrer muchos médicos expertos, todos le aconsejaron que el único remedio para su corazón enfermo era el trasplante, ya que, este estaba gravemente dañado y no resistiría mucho, con lo cual, si no lo trasplantaba le causaría la muerte en breve tiempo.






Aquel hombre, muy apenado por lo que le decían los médicos, pensaba día y noche, y, en que ya no quedaba otra solución a su grave dolencia, y tendría que aceptarla o se exponía a morir en poco tiempo. Mientras pensaba y pensaba, decidió aquel día, darse un lento, pero largo paseo por el bosque del parque de su ciudad, pero antes, se dijo, bueno, ya que posiblemente, no me quede más remedio que trasplantar mi corazón, voy a darme el gustazo, de comerme unas buenas hamburguesas rebosantes, de sabrosas y exquisitas grasas. De tal manera, que, se compró tres enormes y saborizantes hamburguesas, que le empaquetaron, y se fue muy contento. Se fue adentrando en el bosque del parque, y esta vez, iba todavía mucho más pensativo que antes, pero esta vez, sus pensamientos estaban concentrados, en los sentimientos y emociones, que despertaban en su corazón enfermo, las sabrosas y aromáticas hamburguesas, ya no le preocupaba casi nada, su enfermedad, ni el trasplante, ni su vida, si no, que, ahora, todos sus sentimientos, todas sus emociones, y casi todos sus sentidos, estaban centrados en el rico aroma que despedían las hamburguesas, y en los deseos casi incontrolados, de empezar a devorarlas con papel y todo.






Cuando este hombre decidió que ya había andado bastante, o más bien, cuando su corazón decidió que había aguantado demasiado, y le apetecía ya, comerse las hamburguesas y zamparse además, una buena botella de vino, se sentó en un frio banco, y se dispuso a darse su gran fiesta particular, la fiesta de sus propias ilusiones, la fiesta de sus propias emociones y sentimientos, o, más bien ¿sería la fiesta de las emociones y sentimientos de su corazón enfermo? Bueno, eso que importaba ya, si iba a perderlo, si se iba a deshacer de él, y, mientras pensaba en estas cosas, y se preparaba su comilona, vio como se acercaban dos mendigos, y se sentaron en su mismo banco, y eso ya no le gustó mucho, por lo menos eso era lo que sentía en su corazón, ya no podría comer tranquilo, y no le gustaba la idea de compartir su fiesta tragona con nadie, por lo que, pensó en trasladarse a otro banco, pero, en su corazón enfermo, pensó que si lo hacía, los mendigos interpretarían que les tenía miedo, y podrían perseguirle y sabe Dios que más. Por lo que, empezó a comer y a beber, más aquellos dos mendigos, sin una mirada que incordiase, ni que molestase, le miraban inocentemente de vez en cuando, como cuando un niño, te mira pidiéndote algo con la vista. Sin duda alguna, sintió que esto, si molestaba enormemente a su corazón enfermo, y se llenó de malestar y rabia. Al mismo tiempo, un pesar muy profundo latía dentro de sí, como diciéndole que compartiese su comida con los vagabundos, que se sentiría mejor, y al mismo tiempo, no dañaría tanto su corazón ya enfermo.






Después de pensarlo una y otra vez, y haciéndosele todavía más duro, la idea de compartir sus hamburguesas, ya que, la que había empezado, se le estaba acabando y se quedaría con las desesperadas ganas de seguir con su festín, se quedaría en lo mejor. Se quedaría con sus emociones tragonas, colgadas de sus dientes y mandíbulas, se quedaría con sus emociones pendientes de un estomago protestón, y se quedaría con los deseos fallidos de su corazón enfermo, sin embargo, a pesar de su sentimental dolor de corazón, decidió compartir las otras dos hamburguesas con los mendigos, y también su botella de vino. Y, vio como los dos mendigos devoraban sus deliciosas y deseadas hamburguesas, y, se bebían su vino, sin embargo, ya no se sentía tan mal, se sentía mejor, pues al haber compartido las hamburguesas y el vino, es como si le hubiesen sacado un gran peso de encima a su corazón, que parecía estar más ligero y alegre, y, sobre todo, parecía ya más sano. Y, al momento se dio cuenta de que, los sentimientos y emociones despertadas por compartir lo que tenia, le había aliviado momentáneamente sus penas y el gran peso que sentía en su enfermo corazón.






Cuando los mendigos terminaron de comer y beber, se sintieron muy agradecidos con aquel hombre, y, en tanto, empezaron todos a charlar y a hablar de todo un poco, hasta que el hombre les contó a los mendigos, lo de su grave enfermedad del corazón y que ya no le quedaba más remedio, según los especialistas, que trasplantarlo o si no moriría. Después de hablar otro rato, sobre el problema de las enfermedades del corazón, los mendigos le dijeron que, habían oído hablar de un médico natural, que era especialista en casos de enfermedades desesperadas de corazón, y, que había salvado a muchas personas de ser trasplantadas, y, le dijeron que fuese a un sitio determinado y allí, preguntase por el tal doctor, y como era famoso, enseguida la gente lo dirigiría, hasta este médico.






Cuando por fin, este hombre encontró la consulta de este médico natural, este le observó e inspeccionó, y si, le dijo que, efectivamente estaba su corazón muy gravemente enfermo, y, que le quedaban dos opciones para salvar su vida, y, una opción era lo que le indicaban los demás médicos, o sea el trasplante, y, la otra opción era, la que él, le propondría, si es que estaba interesado, por supuesto.






Aquel hombre, que empezaba a hacerse ilusiones, de que había otras soluciones además del trasplante, no dudó ni un solo instante, y preguntó emocionado como si se le hubiese abierto, una gran puerta a la esperanza de poder vivir una vida tranquila, y en paz con su corazón. Bien, dijo el médico natural, voy a explicarle, en qué consiste mi tratamiento, y remedio para su grave y enfermo corazón. Ud., sabe que si trasplanta su corazón, le pondrán en su sitio, el corazón de otra persona fallecida por otras circunstancias, en cuyo caso, para que su cuerpo, no rechace este corazón, que no le pertenece, y que no reconoce, tendrá Ud., que tomarse un tratamiento durante toda su vida, si no ocurren otras circunstancias, etc. Pero, además si trasplanta el corazón, hay otro grave problema, y, es que además este órgano, que no ha nacido con Ud., le va a producir unas sensaciones, emociones y sentimientos, diferentes a los que está Ud., acostumbrado, y si quiere vivir, tendrá que aceptarlos y conformarse con estar vivo, que ya es bastante, y, además tendrá que estar PREOCUPADO el resto de su vida, por este corazón ajeno, de su cuidado, de su salud, y de sus emociones y sentimientos. Sin embargo, mi tratamiento consiste en que Ud., se preocupe por su propio corazón, de su cuidado, de su salud, y de las emociones y sentimientos de su propio corazón, al fin y al cabo, también son sus sentimientos y emociones ¿Qué le parece?






Bueno, cada vez le parecía mejor, la misteriosa solución medica, que le proponía aquel doctor, por lo que, asintió y pidió, le explicase en qué consistía aquel tratamiento, que parecía tan milagroso, y al mismo tiempo fantástico, pero al mismo tiempo, pensaba que podía tratarse de algo no bueno, o incluso de algún tipo de engaño, etc. El médico natural le dijo, mire voy a explicarle mi tratamiento. En primer lugar, le diré que, como sabe, su corazón está tan dañado, que si lo deja en su cuerpo, no tardaría Ud., en fallecer, debido precisamente a que no lo ha cuidado, y no ha cuidado su alimentación, y, lo más IMPORTANTE, no ha cuidado Ud., las emociones y sentimientos, que entran y salen de su corazón. Por lo que, mi tratamiento, consiste en operarlo, y extraerle su propio corazón, fuera de su cuerpo, para que este, no pueda sentir, y producir las malas emociones y sentimientos, que lo dañan gravemente, tan solo recibirá los nutrientes, y bombeará la sangre como si estuviese dentro de su cuerpo, pero, no hará más funciones que estas, las funciones físicas y simples, de un pequeño motor, que seguirá bombeando su sangre, pero desde afuera de su cuerpo, muy lejos de ser afectado por sus emociones, sentimientos, etc., ni, de tampoco producirlas. Por lo que, lo llevará bien protegido por supuesto, y pegado exteriormente a su cuerpo. Además, tendrá que llevar un régimen alimenticio muy sano, además de una vida sana, pero, no una vida más sana, que si se lo trasplantase, y al fin y al cabo, seguirá siendo su corazón, y, cuando este se haya curado, al no recibir más emociones, ni sentimientos insanos, ni poder producirlos, ni estar insanamente alimentado, le volveré a operar, y se lo introduciré algún día de nuevo en su cuerpo, al fin y al cabo, es suyo, y forma parte de Ud., desde que nació. Tan solo cambia, que, esta vez Ud., tiene la NUEVA OPORTUNIDAD, de cuidar como es debido a su corazón, y controlar y guiar COMO ES DEBIDO, a su corazón, sin que este, con sus emociones y sentimientos enfermos, puedan influir en Ud., y guiarle a una muerte segura. Puesto, que, como ahora el corazón está muy gravemente enfermo, no sabe ya distinguir las emociones buenas, de las emociones malas, y, se deja arrastrar por las emociones más intensas y fuertes, que son las emociones y sentimientos malos, que lo siguen perjudicando, y que incitan a su dueño, a comer y beber, de todo aquello que lo agrava más todavía, y, que incitan a su dueño a sentir, las emociones y sentimientos malos, que lo llevan a una pronta muerte segura.






A aquel hombre le pareció muy razonable, lo que le decía y explicaba aquel doctor natural, y no ha había mucho que pensar, ya que era mejor sacrificarse por su propio corazón, que hacer lo mismo, por un corazón que jamás su cuerpo admitiría, ni jamás reconocería como suyo, por lo que accedió a la operación de este médico natural, así de esta manera tendría una nueva oportunidad para dirigir y encauzar su vida de una forma más sana y feliz.






¿Todavía, no sabéis que trato de deciros y explicaros, con este ejemplo?






¡Os lo voy a aclarar con pocas palabras, ya que estas cosas, ya las tengo explicado y hablado de ellas, de otras maneras!






¿Al igual que el hombre del ejemplo? ¿Qué haríais vosotros, si tuvieseis una grave enfermedad mortal, que pronto acabaría con vuestra vida, si os diesen la oportunidad, de sacar fuera de vosotros este órgano enfermo, y cuidarlo, mimarlo, y, guiarlo y amarlo, hasta que esté sano?






¿Acaso, no escogeríais la vida y la nueva oportunidad para disfrutar de esta vida, de una forma sana y feliz, aunque para ello, significase sacar fuera de vosotros, este órgano enfermo, que os hace sentir enfermos, que os conduce con sus emociones y sentimientos, hacia una muerte segura?






¡Bueno, pues ahora ya sabéis, por qué, Dios sacó fuera del cuerpo de Adán, a Eva!






¡Bueno, pues ahora ya sabéis, por qué, Dios saco fuera del cuerpo del hombre, a la mujer!






¡Y, ahora, ya sabéis, por qué, llevo mucho tiempo diciéndoos, que, el hombre siempre en todos los casos, debe ser el guía de la mujer, y, nunca al contrario!






¡Y, ahora, ya sabéis, por qué, la mujer es portadora en las figuras babilónicas de una antorcha, de una luz, que representa una igualdad o libertad falsa, ya que, la mujer es la parte del hombre que está enferma, y ha sido sacada fuera, y no tiene la capacidad racional para comprenderlo, por eso, nunca debe ser la guía, ni maestra, etc. del hombre, y la mujer, nunca podría sobrevivir sin el hombre! ¿Acaso, si quitamos un órgano del cuerpo y le damos la libertad y lo dejamos en la naturaleza, podría sobrevivir por si solo? ¡Más el hombre podría sobrevivir sin la mujer, pues podrían volver a tomarse de nuevo de su cuerpo!










Dios Poderoso (Cristo Maestro Andar)










¡Acudid a la llamada de vuestro pastor, levantaos ovejas mías! ¡Acudid a la llamada de vuestro Padre, despertad y levantaos hijos míos!






¡Manifestémonos por la justicia social, por la igualdad social y económica, por la paz, por el amor, por la libertad y por nuestra felicidad, todos los domingos a las 13 horas por toda la Tierra. Así se conocerán mis ovejas, mis hijos, mis santos, así se conocerán mis ángeles!






¡POR UN SOLO PAIS, EL MUNDO! ¡POR UNA SOLA BANDERA! ¡POR UN SOLO IDIOMA! ¡POR UN SOLO DIOS!






Os quiero hijos míos. Justicia, paz, amor y felicidad.-Dios Poderoso (Cristo Maestro Andar)






Mandar a todo medio de comunicación, organismos, ONU, políticos, religiosos, iglesias, ONG, sindicatos, Internet, etc., nacionales e internacionales (Traducir a otros idiomas)






(Más información en: ungranmonte.wordpress.com, ungranmonte.blogia.com, ungranmonte.blogspot.com)

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